° Artículos de interés para los abuelos y sus familias.



Reflexiones y comentarios breves 
cerca de la importancia de ser abuelos hoy, 
en la dinámica familiar y social.

Siempre corremos el peligro de ser superficiales. 
Decíamos que la superficialidad de nuestro tiempo, 
puede hacer de los abuelos de hoy:


1. Abuelos materialistas.
2. Abuelos hedonistas.
3. Abuelos permisivos.
4. Abuelos consumistas.
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4. Abuelos consumistas.

El consumismo pretende ser la fórmula posmoderna de la libertad. En realidad, nos lleva a lo contrario. Cuando nos atrapa el círculo consumista perdemos nuestra propia identidad y ‘confundimos lo que somos con lo que poseemos’.  Sutil y agresiva forma de ser esclavos.

El consumismo nos lleva a sentirnos desafortunados cuando no podemos comprar y poseer el objeto, la experiencia o la persona que deseamos. Pero cuando lo conseguimos nos sentimos doblemente insatisfechos y desafortunados.

El consumismo tiene como “altura de miras”, la opulencia y la desmesura. Requiere para estar vivo, una cascada de pasiones y sensaciones cada vez más excitantes, en búsqueda de la clave y sentido de la existencia humana, la cual nunca encuentra.

La doctrina del consumismo niega la existencia de parámetros universales y de valores humanos perennes. Contradictoriamente, lo material lo convierte en su parámetro universal; y al confort y la opulencia las corona como valores humanos perennes.

Esta declaración doctrinal de los dogmas del consumismo, puede llevarnos a definir a la sociedad posmoderna, con tres características:


1.     Desorientada; no sabe a dónde ir, no sabe qué esperar.
2.     Descomprometida; no hay por quién, ni por qué arriesgar la vida.
3.     Desesperada; vacía espiritualmente y decepcionada de falsos dogmas y promesas.

¿Qué podemos hacer los abuelos ante esta realidad?

Imposible pensar en soluciones sencillas, ante una realidad tan compleja. ¿Recuperar el sentido original de la vida? ¿Volver la vista a un humanismo comprometido con los valores verdaderos? ¿Recuperar el sentido espiritual de la vida humana? ¿Devolverle a Dios el lugar que le corresponde en la vida social, familiar y personal? O ¿tal vez todo lo anterior?

Digamos por ahora, que podemos y debemos ayudar a rectificar el rumbo, cueste lo que cueste.

Pongamos como premisa, ‘que siempre hay buen viento para el que sabe a dónde va’. Tal vez en esta sencilla premisa, podamos encontrar la pauta para un buen comienzo para recordar lo olvidado y recuperar lo perdido.

De esto, hablaremos más adelante.

         Y recuerda, que cuando llegas a ser abuelo, serás físicamente más débil, pero podrías ser espiritualmente mucho, mucho más fuerte. 


Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

Epecialista en envejecimiento.
    
    CEMI Las Américas 688 2660 y 999 346 6206
    
    aalonzo@crehas.org 

Para seguir leyendo..




Reflexiones y comentarios breves 
cerca de la importancia de ser abuelos hoy, 
en la dinámica familiar y social.

Siempre corremos el peligro de ser superficiales. 
Decíamos que la superficialidad de nuestro tiempo, 
puede hacer de los abuelos de hoy:



1. Abuelos materialistas.
2. Abuelos hedonistas.
3. Abuelos permisivos.
4. Abuelos consumistas.
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3. Abuelos permisivos.

Queridos abuelos, el tercer peligro al que nos puede llevar la superficialidad, es la ‘permisividad’ que nos desorienta existencialmente. La permisividad nos hace perder el referente para sentirnos seguros de que lo que hacemos es lo correcto, por lo que a diario tenemos que reinventar el sentido y rumbo de nuestra existencia.

Dijimos en nuestro espacio anterior, que en muchos casos, podemos perder la capacidad de decir ¡no!

Hoy parecería que todo está permitido. Dostoievsky declaraba en su Rusia comunista, ‘si Dios no existe, todo está permitido’. Él hablaba no sólo de Dios en sentido religioso, sino de Dios como un parámetro necesario e inequívoco de los valores y del comportamiento de los seres humanos. 

El bien y el mal, son conceptos objetivamente ya bien definidos por todas las disciplinas humanas, literalmente, desde hace miles de años. Hoy, pareciera que cada individuo puede redefinir a su conveniencia, lo que es bueno y lo que es malo.

La permisividad, arrasa con los mejores propósitos personales y debilita las instituciones humanas. Nos lleva al sinsentido y al desorden existencial.

Los graves y cada vez más comunes dramas sociales como, las rupturas conyugales y familiares; los cánceres de la droga y la prostitución a todos los niveles; la trata de personas; las extorsiones y los secuestros; la corrupción de nuestra clase política y gobernante; con criterios permisivos los vemos inicialmente, con sorpresa, incluso con enojo, pero luego la permisividad, nos va arrastrando a una progresiva indeferencia, como aceptando algo que está aquí, golpeándonos a todos y contra lo que nadie puede hacer nada.

La permisividad convierte lo que está de moda, en nuestra norma y los principios que han sostenido nuestra vida por años, se mezclan y muchas veces se diluyen, en lo que impone la sociedad consumista y materialista de hoy.

La permisividad nos vuelve frívolos y temerarios. Llegamos al convencimiento de que no tenemos nada que perder y peor aún, nada que defender. Exponemos todo lo que hemos aprendido y logrado en largos años, a riesgos innecesarios.

La permisividad, lleva irremediablemente a la indecisión y nuestra comodidad, se convierte en nuestro valor y objetivo más cotizados. La permisividad es la comodidad del momento, pero trae consigo muchas incomodidades y dramas posteriores.

La permisividad no tolera el paso de los años, porque se identifica con los falsos valores de querer vernos siempre jóvenes. Al ver que los años jóvenes  se han ido, intenta sujetarla aferrándose a la moda de los jóvenes.

La permisividad es la hija predilecta de la ausencia de valores en nuestros comportamientos y reacciones humanas.         

Es triste comprobar que hoy nos preocupa más el precio de las cosas simplemente materiales, que el peso y las consecuencias de nuestras acciones y comportamientos.

Nos lleva al deseo desmedido de poseer cosas, experiencias, personas.
De esto, hablaremos más adelante.
         
Y recuerda, que cuando llegas a ser abuelo, serás físicamente más débil, pero podrías ser espiritualmente mucho, mucho más fuerte. 

Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

Epecialista en envejecimiento.
    
    CEMI Las Américas 688 2660 y 999 346 6206
    

    aalonzo@crehas.org 

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Reflexiones y comentarios breves
cerca de la importancia de ser abuelos hoy, 
en la dinámica familiar y social.
Siempre corremos el peligro de ser superficiales. 
Decíamos que la superficialidad de nuestro tiempo, 
puede hacer de los abuelos de hoy:



1. Abuelos materialistas.
2. Abuelos hedonistas.
3. Abuelos permisivos.
4. Abuelos consumistas.



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2. Abuelos hedonistas.

En una atmósfera de frivolidad, las formas se perfilan a través del mínimo esfuerzo, el fondo se piensa alcanzar en la máxima comodidad.

Para llegar a este punto, transitamos por un proceso. De una existencia comprometida con el humanismo,  a un individualismo vacío de compromisos y lleno de lo que esté de moda.

Vivimos tiempos con mucha información y poca síntesis.

Pasarla bien, a costa de lo que sea, se convierte en la nueva forma de ser humano.
Hoy, muchos de los valores y los ideales que le dieron sentido a la vida de nuestros antepasados, se ahogan en la vaciedad de lo simplemente material y pierden la batalla ante un deseo, cada vez más desmedido, de experimentar sensaciones diferentes cada vez más excitantes.
Sentir y gozar, se van convirtiendo en los infinitivos más cotizados en nuestro nuevo milenio.

Los papeles, parecen invertirse.

Muchos abuelos, en vez de ser transmisores de nobles valores e ideales, nos vamos convirtiendo en simples receptores de lo nuevo, de lo fácil, de lo placentero. A fin de cuentas…pensamos…tenemos los mismos derechos que los jóvenes.

Parece que olvidamos que todo lo realmente valioso que tenemos y somos hoy, nos costó sacrificio, esfuerzo, años.

El sentido de sacrificio, los estamos cambiando por un simple deseo..poseerlo todo.
El sentido del esfuerzo, lo trocamos por el deseo de sentirnos poderosos.
Los años, los diluimos en la búsqueda  de resultados inmediatos.

Está de moda responder más a estímulos y sugerencias comerciales, que comprometer nuestra existencia con causas nobles y valores perennes.

Estamos perdiendo la capacidad de decir ¡no!

Nos estamos volviendo abuelos permisivos.
De esto, hablaremos más adelante.



Y recuerda, que cuando llegas a ser abuelo, serás físicamente más débil, pero podrías ser espiritualmente mucho, mucho más fuerte. 


Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

Epecialista en envejecimiento.
    
    CEMI Las Américas 688 2660 y 999 346 6206
    

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Reflexiones y comentarios breves 
a cerca de la importancia de ser abuelos hoy, 
en la dinámica familiar y social.



¿Abuelos Materialistas?

Siempre corremos el peligro de ser superficiales. Decíamos que la superficialidad de nuestro tiempo, puede hacer de los abuelos de hoy:

Abuelos materialistas.
Abuelos hedonistas.
Abuelos permisivos.
Abuelos consumistas.

 1. Abuelos materialistas.

Los abuelos materialistas, corremos el riesgo de contagiarnos de la enfermedad de 'la abundancia'. Ser rico o simplemente, ganar dinero en todo lo que emprendemos, se convierten en las mejores cartas de presentación. Se convierten en el hilo conductor que hilvana todas nuestras acciones y relaciones con los demás, incluso con los más cercanos.

Hay una frase evangélica que dice: '...la boca habla, de lo que hay en el corazón...'. Este es un sencillo, pero inequívoco  parámetro para diagnosticar la frivolidad que puede dominar nuestra conciencia y nuestros comportamientos.

Los temas de los que hablamos cuando padecemos la enfermedad de 'la abundancia', regularmente se limitan al 'fracaso de las vidas ajenas y a un largo anecdotario (en primera persona) de viajes, cenas, reuniones, fiestas y por supuesto, negocios con personajes de la vida política, social y financiera. Sea o no verdad lo que hablamos. De cualquier manera, la verdad es lo que menos importa en estos casos.

La enfermedad de 'la abundancia', conlleva un gran riesgo y una gran paradoja.

El riesgo, 'sobre valorar todo lo material y reducir al mínimo todo lo espiritual'.

La paradoja, 'llegar a despreciar todo lo que se tiene, por un deseo desmedido por lo que no se tiene'.

Ante todo esto, se propugna una ley, 'el mínimo esfuerzo'  y su paradigma, 'la máxima comodidad'.

De esto, hablaremos más adelante.

Y recuerda, que cuando llegas a ser abuelo, serás físicamente más débil, pero podrías ser espiritualmente mucho, mucho más fuerte que cuando joven. 


Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

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¿Abuelos superficiales?

Siempre corremos el peligro de ser superficiales.
Superficialidad que manifestamos y expresamos con actitudes y decisiones; con palabras y comportamientos de nuestra vida cotidiana. 

La gran diferencia, tal vez pueda definirse por la etapa o el papel de la vida que estemos viviendo o desempeñando de manera superficial. 
         
La superficialidad del alumno, no es de tanto impacto como la del maestro. La del hijo adolescente, en algún momento puede verse corregida por la experiencia y consejos de sus padres.

¿Y la de los abuelos?

La superficialidad de los abuelos, puede ser mucho más impactante para los nietos que la de todos sus maestros e incluso, de mucha mayor influencia negativa en los nietos, que toda la experiencia y consejos positivos que puedan recibir de sus propios padres.
  
La superficialidad de nuestro tiempo, puede hacer de los abuelos de hoy:

Abuelos materialistas.
Abuelos hedonistas.
Abuelos permisivos.
Abuelos consumistas.

Cuatro actitudes de vida que iremos analizando una a una más adelante. Cuatro maneras de comportarse que nos convierten en personas total y completamente superficiales e incapaces de comprobar, como enseña el Principito, que "lo esencial..para la vida está oculto a nuestros ojos..sólo puede verse con el corazón"

Y recuerda, que cuando llegas a ser abuelo, tal vez seas físicamente más débil, pero podrías ser espiritualmente mucho, mucho más fuerte que cuando joven. 
Quedamos pendientes..

Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

Epecialista en envejecimiento.
    
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Durante los últimos 100 años muchos países, incluido México, hemos duplicado las expectativas de vida de nuestros habitantes. 

Le hemos ganado terreno a la muerte.
Este triunfo se debe principalmente a la aparición de nuevos antibióticos y medicamentos de última generación, sumado a una mejor nutrición y la  implementación de medidas de higiene, alcanzando una esperanza de vida de 80 años, en lugar de los 40 o 50 que teníamos a principios del Siglo XX.

Podemos ir más allá, y en la medida que se desarrollan nuevas técnicas, trasplantes, secuenciación del ADN, por solo mencionar algunas, podremos lograr que los seres humanos alcancen o superen los 100 años, acompañados de una buena calidad de vida.

Aumentar los años, no es magia o suerte, aunque mucho va en los genes; la realidad es que existen actitudes, comportamientos y hábitos que influyen, tales como el no fumar, hacer ejercicio cotidianamente, evitar el exceso de alcohol y sobre todo llevar una alimentación balanceada, con un alto consumo de verduras, legumbres, frutas, pescado, grasas monoinsaturadas y poca carne roja.

Se trata de lograr, como alguien dijo alguna vez…mi deseo es morir joven…lo más tarde posible...’



Antonio Alonzo, psicólogo clínico.

Epecialista en envejecimiento.
    
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