lunes, 18 de julio de 2016

Y a ti, qué te impide volar...


“Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Al cabo de unos meses el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que el otro se comportaba de forma muy extraña. 


No se había movido de la rama donde lo dejó, desde el día en que llegó. Al día siguiente, desde su ventana, el monarca pudo observar que el ave aún continuaba inmóvil. Como nadie sabía decirle lo que le ocurría al halcón, el rey decidió anunciar a todo el pueblo que ofrecería una recompensa, a la persona que hiciera volar al halcón. Al día siguiente el rey se asomó de nuevo a su ventana y vio con asombro que el halcón estaba volando. ¿Quién ha hecho este milagro? Preguntó el rey, -traedlo inmediatamente a mi presencia. Al cabo de unos minutos le presentaron a un campesino. El rey le preguntó:
 - ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago? 
El campesino un poco atemorizado por la situación, respondió tímidamente: - Fue fácil mi rey, solo corte la rama y el halcón voló. Parece como si de pronto se diera cuenta de que tenía alas y empezó a volar.”

Muchas veces podemos estar limitándonos en el pequeño mundo de nuestro trabajo, creyendo que es lo único que existe. 
Tal vez se ha convertido en nuestra zona de confort, de seguridad, en donde se encuentra todo lo que sabemos y lo que hacemos a diario desde hace ya tiempo.
Allí sentimos resguardados nuestros valores y creencias, nuestros miedos y limitaciones. 

Lo riesgoso es que en la zona de confort, se vive del tiempo pasado, de la historia, todo está prestablecido. Todo nos resulta conocido y por lo tanto fácil. Hay poco espacio y oportunidad para pensamientos, emociones y acciones diferentes.
Es nuestra zona de seguridad y comodidad y, por lo general, creemos que es el único lugar donde podemos trabajar y ya no pensamos -ni desaemos- crecer, desarrollarnos como trabajadores, profesionales o como personas.
Si nos quedamos en la zona de confort durante mucho tiempo, nunca sabremos cuán lejos habríamos sido capaces de llegar. Por eso, y utilizando la metáfora de la historia, arriesgate a cortar la rama que te ancla en la conformidad, para descubrir que tienes alas y que puedes volar muy alto.  
Para cortar la rama, tal vez no sea necesario renunciar a tu trabajo, tal vez... 
Lo que sí es necesario, es renovarte desde adentro:
Ordenar tu pensamiento, 
educar tus emociones, 
entrenarte en habilidades sociales 
y desarrollar valores morales.  
Mi nombre es Antonio Alonzo y estoy a tus órdenes para ayudarte a reorientar  y alcanzar tus metas laborales y profesionales, tan necesarias para tu realización como persona.

Consultorio en Cemi Las Americas 688 2660 / 999346 6206 aalonzo@crehas.org  
Mérida, Yucatán; México

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