Gotas de Luz, jueves 13
de septiembre de 2012.
En
el envejecimiento la espiritualidad da fortaleza de carácter y una dimensión
más profunda de la vida.
El envejecimiento trae consigo una
gran cantidad de desafíos completamente diferentes a los de otras etapas de la
vida.
Para enfrentarlos exitosamente, son necesarias la fortaleza de carácter y
una dimensión más amplia y profunda acerca de la vida humana.
Los grandes desafíos de la vejez, podemos resumirlos en tres:
1. El debilitamiento físico y la enfermedad. En el envejecimiento, de manera progresiva nos vamos experimentando físicamente más débiles y, por tanto, más susceptibles a la enfermedad y a la dura experiencia del dolor.
2. La pérdida de la compañera o compañero de
toda la vida, de los seres queridos y de los contemporáneos. Desde
pequeños vamos aprendiendo que las personas mueren, pero cuando hemos
envejecido, la muerte de los más cercanos o contemporáneos, se experimenta de
manera muy diferente que cuando jóvenes.
3. La propia muerte. Dice Freud que las
personas tenemos una doble postura sobre la muerte. La pulsión de muerte, que enfrentamos a lo largo de la vida a través
de las pequeñas o grandes pérdidas y la muerte como acontecimiento real. En la vejez, la muerte va pasando
de ser una pulsión de pequeñas o grandes pérdidas, para empezar a considerarla como un encuentro real, personal e ineludible con la propia muerte.
En
conclusión, cuando eres consciente de tu dimensión interior -que se enriquece con la fe en Dios- te da la fortaleza de carácter y una
dimensión más profunda de la vida para entender y desempeñarte exitosamente ante tres grandes desafíos del envejecimiento humano: la enfermedad, la pérdida de
tus seres queridos y tu propia muerte.
Crehas formación y desarrollo.
Antonio Alonzo Ruiz, director.
Orientación y psicoterapia para resolver
problemas emocionales y de la conducta.
Citas: 943 13 78 y 999 346 62 06
aalonzo@crehas.org
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