lunes, 1 de octubre de 2012

El segundo desafío del envejecimiento humano..la pérdida de los seres queridos..


Gotas de Luz, jueves 27 de septiembre de 2012.

El segundo gran desafío del envejecimiento humano, es cuando perdemos a la compañera o compañero de toda la vida; cuando perdemos a una hermana o hermano, a algún familiar cercano o algún contemporáneo muy cercano.


Ante la pérdida de los seres queridos, todos transitamos, inevitablemente, por un fenómeno psicológico llamado sentimiento de duelo.

Los tanatólogos consideran que el duelo, cuando no se enfrenta desde la perspectiva espiritual, puede llegar a ser una verdadera catástrofe psicológica.

El sentimiento de duelo, mal manejado, puede bloquearnos emocionalmente y generarnos una sensación de aturdimiento e incredulidad ante la pérdida que acabamos de sufrir, acompañado de una gran variedad de síntomas, tanto físicos como psicológicos.

El proceso de duelo, es una larga materia en la ciencia de la Tanatología, de la que hablaremos con más detalle, en el futuro.  

Por hoy, mencionaremos tres sensaciones naturales, que todos tendremos que experimentar  algún día ante la pérdida de un ser querido y que, para no quedarnos atorados en alguna de ellas, se sugiere abordarlas desde una perspectiva trascendente o espiritual:

1.    La sensación natural de impotencia ante la muerte, sin visión de trascendencia, puede convertirse en un sentimiento de ira que se volverá incontrolable.

2.    La sensación natural de pérdida que experimentamos al morir un ser querido, si la tratamos desde la perspectiva simplemente material, puede transformarse en un sentimiento de vacío existencial, soledad y desesperanza.

3.    La sensación de culpa que suele surgir por lo que hicimos o dejamos de hacer por nuestro ser querido difunto, si no la enfrentamos con una clara visión espiritual, puede producirnos agresivos y recurrentes remordimientos que nos acompañarán hasta el día de  nuestra propia muerte.

En conclusión, cuando la muerte de tus seres queridos la enfrentas con una perspectiva espiritual y de trascendencia, la sensación de impotencia, se transforma en certeza, que tu vida y la de tus seres queridos, creyentes o no, están en manos de Dios; la sensación de pérdida, se disipa ante el amor y la compañía de los que aún siguen caminando junto a ti y la sensación de culpa, podrás cambiarla por una sana autoestima que sabe perdonarse -y perdonar- para seguir adelante.

Antonio Alonzo.
15 años de trabajo con adultos mayores..con buenos resultados. 
Conferencias..orientación en asuntos del envejecimiento..terapia especializada para los abuelos..
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