jueves, 6 de noviembre de 2014

Manejo del concepto de la Muerte en el ámbito familiar. (Parte 3)

Tercera parte
Con la idea de aprender a ver la muerte como algo natural, les compartimos fragmentos del trabajo de 
Ana Sylvia Flores Carballo, diplomada en Tanatología.
Continuemos con la tercera parte:

Otro tema muy difícil de tratar para los familiares son los casos en que el enfermo terminal es un niño, porque un niño significa Vida, es un inicio pleno de esperanzas y de promesas.

La pérdida de un hijo es el trastorno emocional más profundo que puede sufrir persona alguna. Cuando la Muerte es súbita e inesperada se puede llegar a perder la razón o hasta la propia Vida; y cuando el deceso sucede después de una enfermedad larga la sacudida emocional es más prolongada y destructora. Es imposible describir con palabras lo que un padre sufre con la Muerte de un hijo.

No sabemos cuán diferente son los niños de los adultos cuando se encaran con la enfermedad final. ¿Tienen conciencia de su inminente Muerte, aunque no se les haya dicho? ¿Cuál es el concepto de Muerte a diferentes edades, y la naturaleza de su irremediable destino? ¿Cómo podemos ayudarles a ellos y a sus familiares durante ese período de despedida final?

En estos casos lo mejor es buscar la ayuda de un Tanatólogo que nos prepare para enfrentarlo. Un niño en fase terminal nunca debe de estar solo, debe permanecer junto a alguien en quien confíe, que sepa escucharlo, ya que sabe claramente que se está muriendo; por lo tanto hay que darle toda la información que requiera sobre su enfermedad y su Muerte, y permitirle que exprese su enojo, sus dudas, sus necesidades y sobretodo nunca quitarle la Esperanza.

No se le debe ocultar la tristeza que la familia está sufriendo sino compartirla, el niño enfermo lo entiende y lo agradece.

La familia debe seguir su Vida lo más normal que sea posible; en el caso de que el niño enfermo tenga hermanos, debemos asignarles tareas para que colaboren en sus cuidados, esto prepara a ambos para el momento final; además atendiendo sus necesidades evitamos que se sientan desplazados por el enfermo. La normalidad en la vida cotidiana ayuda a que el niño no se sienta culpable del sufrimiento familiar.

Los niños que están por morir son compensados por Dios con una conciencia muy grande, se hacen más fuertes en sabiduría interna y en conocimiento intuitivo.

Cuando vemos toda esta problemática que se presenta en la Vida diaria, nos damos cuenta lo necesario que es que a nivel escolar, desde que los niños son pequeños, sea incluido en su educación un elemental conocimiento acerca de cómo vivir la Vida (valores) y cómo vivir la Muerte (espiritualidad), de acuerdo a las creencias religiosas de cada familia.

Sería necesario llegar hasta las altas autoridades educativas a fin de que se aceptara el incluir este tema dentro de los programas escolares vigentes en todos los niveles de educación, pero lamentablemente no está en mí el poder lograrlo, por lo que sólo expreso lo que pienso, sería de gran ayuda en nuestra preparación, desde un punto de vista más completo e integral, así como un día se consiguió, se incluyera la educación sexual a nivel escolar; espero que muy pronto alguien logre lo que permitiría al individuo vivir plenamente desde la infancia, para saber morir dignamente.

(Ana Sylvia Flores Carballo, diplomada en Tanatología)

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